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Diseñando para la seguridad

Una búsqueda moderna del entrecruzamiento entre la seguridad y la belleza.

Por Elizabeth Evitts Dickinson, Architect de AIA

En el siglo XVIII, el filósofo inglés Jeremy Bentham propuso un edificio destinado a erradicar el mal comportamiento. El concepto de diseño, que Bentham dijo que podía usarse para todo, desde escuelas y hospitales hasta viviendas y prisiones, era una estructura circular con una torre de observación en su centro. Los ocupantes de esos edificios sabrían que una autoridad centralizada los observaba y actuaría de manera adecuada. Este infame panóptico ha sido debatido desde entonces, y los críticos lo han calificado como una unión cruel entre la ingeniería social y la arquitectura, una que auguró la era de la televisión de circuito cerrado (Closed Circuit Television, CCTV) y el constante monitoreo público.

Hoy en día, la sociedad continúa debatiendo sobre el papel que debe jugar la arquitectura en lo que respecta a la seguridad. Hay una abundancia de ejemplos abismales: edificios reforzados por paredes modulares de concreto/plástico, púas de metal, alambre de púas, barras y bermas o rodeados por una falange de seguridad; arquitectura defensiva diseñada para funcionar como una fortaleza o modificada con elementos de disuasión añadidos. ¿Cómo, entonces, deberían los arquitectos diseñar espacios seguros que también sean hermosos y humanos?

Es una pregunta que ha sido retomada recientemente por algunos de los tipos de edificios más específicos, como por ejemplo, las embajadas de EE. UU. “Las embajadas y los consulados deben ejemplificar lo mejor de la arquitectura, la administración ambiental y la innovación de los Estados Unidos”, dijo el secretario de Estado John Kerry en 2013 al analizar la nueva iniciativa de Excelencia en el diseño del Departamento de Estado de EE. UU. Los arquitectos tienen el mandato de ir más allá del búnker y crear edificios en el extranjero que sean capaces de mantener a la gente inspirada y segura.

En Estados Unidos, estamos; según los números, más seguros que nunca. Las estadísticas de delitos del FBI muestran que los delitos violentos y de calidad de vida han disminuido a lo largo de las décadas. Sin embargo, no necesariamente se siente de esa manera. No después de que personas con armas de fuego hayan irrumpido en oficinas, cines, iglesias y escuelas primarias. La seguridad se trata tanto de la percepción como de la realidad, y la ansiedad cultural a menudo influye en el diseño del edificio.

Lynda Buel, propietaria y directora ejecutiva de SRMC, una empresa de consultoría de seguridad con sede en Columbus, Ohio, tiene formación en criminología y justicia penal, así como 30 años de experiencia profesional en administración de seguridad, incluido el trabajo con firmas AEC. Ella dice que no son solo los clientes de estructuras de alto riesgo como tribunales, embajadas y edificios federales, quienes están tomando seriamente la seguridad en estos días; al igual que universidades, hospitales, escuelas, y edificios residenciales y de oficinas. “Las organizaciones son cada vez más conscientes de la necesidad de medidas de seguridad”, dice Buel. "Pero la otra cosa que escucho de nuestros clientes es que quieren la sensación de un ambiente abierto y acogedor. Quieren un equilibrio”.

Identificar las vulnerabilidades

Patrick Gilbert, AIA, un arquitecto sénior en Gresham, Smith y Partners (GS&P), explica que lograr este equilibrio viene de incorporar desde el inicio las medidas de seguridad, en lugar de agregarlas después. “La seguridad no es un complemento; es más bien pensar holísticamente sobre un sitio de construcción o concepto”, dice.

Gilbert se especializa en diseño corporativo y urbano, y siempre entrevista a los clientes sobre las necesidades de seguridad, tanto reales como percibidas. “Preguntamos, “¿Cuáles son sus cuestiones candentes, sus vulnerabilidades? ¿Cuáles son las cosas que le preocupan?’ A veces es acerca de proporcionar un lugar cómodo y seguro para los empleados; otras veces se trata de proteger datos cruciales”, dice Gilbert.

Cuando se trata del campus urbano promedio o de un edificio de oficinas corporativas, la integración cuidadosa y el diseño medioambiental deben respaldar la seguridad. Gilbert señala los conceptos de la Asociación Internacional de Prevención de Delitos a través del Diseño Medioambiental (International Crime Prevention Through Environmental Design Association, CPTED), que fomentan estrategias en diseño paisajístico y arquitectónico para disuadir el delito. Un camino claramente demarcado y bien iluminado desde el estacionamiento hasta la entrada, por ejemplo, junto con una entrada principal a un edificio en lugar de varias entradas, ayuda a reforzar la seguridad del perímetro de un edificio.

“Nuestros clientes piensan en la seguridad de forma más frecuente que hace 15 años”, dice Gilbert. “A veces nos sorprende la cantidad de personas que lo mencionan, especialmente en edificios de oficinas, donde no se trata de mantener a la gente fuera sino más bien de crear un entorno donde los empleados se sientan seguros”.

Garantizar la certeza

Esa sensación de seguridad es primordial. “Existe el concepto de lo seguro que uno está y el de lo seguro que uno se siente, y ambos son importantes”, dice Joseph Collins, miembro del Instituto Estadounidense de Arquitectos (Fellow of the American Institute of Architects, FAIA), socio de ZGF Architects de Portland, Oregón.

Collins trabaja con universidades, desde Stanford hasta Johns Hopkins, donde a menudo se trata de mitigar el miedo a través de intervenciones ambientales integradas, como buena iluminación, líneas de visión y señalizaciones.

“Hay una mayor conciencia de los problemas de seguridad en estos días, pero también diría que nuestro trabajo como arquitectos nunca ha cambiado. Es abordar estos temas importantes y aún así crear experiencias exquisitas que no se sientan opresivas”, dice Collins. “Cuando uno está en la universidad, quiere sentir la libertad de estar en la universidad. Es nuestro trabajo equilibrar las inquietudes de seguridad y ayudar a que se desvanezcan en un segundo plano”. (Buel destaca que una mayor cantidad de sus clientes universitarios están invitando a firmas de arquitectura en las primeras etapas de planificación del desarrollo porque “reconocen que un buen diseño puede mejorar la seguridad”.)

Esta misma necesidad de equilibrio se extiende a entornos residenciales y de oficinas. Algunas veces las intervenciones de seguridad (cámaras, guardias, detectores de metales) son evidentes en áreas como el vestíbulo, para establecer que esas medidas están implementadas, pero se vuelven más discretas en el interior. “Los clientes quieren proteger lo que necesitan proteger, pero no siempre quieren que sean demasiado evidentes”, dice Sue Kerns, directora y directora de interiores de ZGF.

También influye en la arquitectura, el auge de las empresas de tecnología con el desarrollo de productos capaces de ser vulnerados y de laboratorios con sedes en universidades que realizan investigaciones delicadas. “Tenemos clientes de tecnología preocupados por el espionaje corporativo”, dice Kerns. “Un cliente de software tiene diferentes niveles de identificación para diferentes accesos de seguridad, así que tuvimos que tener cuidado de cómo diseñamos la circulación”.

GS&P tiene clientes que realizan proyectos secretos que requieren de lo que se conoce como “instalaciones de información confidencial compartimentalizadas”. Piense en ello como una especie de foso defensivo de alta tecnología para mantener alejados a la gente y a los piratas informáticos (hackers).

“Es una oficina dentro de una oficina para trabajar en proyectos delicados, y analizamos esto con nuestros clientes que tienen conexiones con el gobierno federal”, dice Gilbert. “Construiremos una suite dentro de una oficina que tenga paredes forradas de aluminio y otros métodos para evitar que los datos intelectuales y electrónicos se vean en peligro. Estos espacios son muy silenciosos, por lo uno que ni siquiera se da cuenta de que la oficina existe”.

Pensando 10 años en el futuro

Mantener la seguridad discreta es algo que más arquitectos y arquitectos paisajistas deberían priorizar, según James Timberlake, FAIA, socio fundador de KieranTimberlake. “En general, los arquitectos deben desafiar la teoría de que los disuasivos visuales manifiestos, que son las funciones más agresivas del paisaje, son la respuesta”, dice Timberlake. “Si se trata de una escuela primaria, y uno colocó un detector de metales en la puerta de entrada, ¿qué dice eso? La seguridad debería ser más integrada, más discreta y los arquitectos primero deberían tratar de pensar en formas pasivas de incorporar requisitos de seguridad”.

El diseño de KieranTimberlake para la Embajada de los Estados Unidos en Londres, que ahora está en construcción en el distrito de Nine Elms de la capital inglesa, incorpora elementos naturales como seguridad. Situado en el centro de un sitio de casi 2 hectáreas (5 acres), los terrenos de la embajada incluirán pasarelas curvas, un estanque grande, paredes bajas en el jardín, bancos fijos y diferentes elevaciones en la topografía para lograr medidas de seguridad que no se sientan molestas. “Elegimos utilizar los elementos de la arquitectura y el paisaje como una forma discreta de incorporar los requisitos que el Departamento de Estado deseaba”, dice Timberlake.

La seguridad también es una conversación continua. “Uno tiene que volver a examinarla”, dice Timberlake. “El primer paso es hacer las preguntas correctas, el segundo paso es establecer las metas correctas para un proyecto, y el tercer paso es volver a confirmar esas metas por completo. No es suficiente hacer esas preguntas una vez. Le preguntamos al Departamento de Estado: “¿Ha cambiado algo en los 20 meses desde que comenzó este proyecto?” Bueno, sí, las cámaras han mejorado. Entonces uno hace ajustes.

A medida que la tecnología cambia rápidamente, y las necesidades del cliente también lo hacen, la construcción de espacios adaptables se vuelve importante. “El mundo evoluciona, también lo hace la seguridad”, dice Buel. "Tenemos un dicho: “Uno debe ser rápido, fluido y flexible”. Los arquitectos deben pensar alrededor de 10 años en el futuro. Hay que preguntarle a un cliente cuáles podrían ser los planes para el espacio en una década y qué tipo de infraestructura de seguridad debería existir para respaldarlo. Se deben colocar los cables de fibra y las tuberías ahora. Y asegurarse de que la TI sea una parte de la conversación”.

De hecho, hay que hacer que todos participen. “En el pasado, las firmas de arquitectura a menudo diseñaban en una burbuja”, dice Buel. “Se reunían con los dirigentes de la organización, pero ahora están involucrando a las partes interesadas en todos los niveles de la organización: las personas que viven, trabajan y juegan en esos entornos”.

Si bien Bentham pudo haber diseñado un medio para disuadir el comportamiento aberrante con su panóptico, olvidó la importancia de la experiencia humana. Cuando se trata de seguridad, “hacer que todos participen marca la diferencia”, dice Buel.

Este artículo fue publicado originalmente por la revista Architect el 27 de abril de 2016.

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