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Límites de la seguridad urbana para frustrar ataques violentos; el diseño importa.

“Por Thomas Vonier, FAIA, para AIA Architect”

 Los límites de seguridad urbana, zonas expresamente diseñadas para controlar el acceso y facilitar el monitoreo de seguridad, pueden ayudar a proteger los lugares públicos urbanos que, en la actualidad, lamentablemente son la primera línea en la lucha contra el extremismo violento.

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Los ataques en Nueva York, Boston, Bruselas, París y Londres, por solo mencionar algunas ciudades, dejan en claro lo siguiente: se necesitan nuevas medidas para elevar los niveles de escrutinio y protección, y frustrar ataques en ubicaciones concurridas por parte de personas que usan camiones y automóviles. A diferencia de la seguridad estilo aeropuerto, en las zonas de seguridad urbana pueden aplicarse controles de acceso y vigilancia mejorada sobre áreas de gran expansión, entre ellas, parques, paseos marítimos y ribereños, tiendas, calles, museos, edificios gubernamentales y más. Ahora que la seguridad de los lugares públicos es responsabilidad pública, los arquitectos y diseñadores urbanos pueden hacer su parte al ayudar a diseñar enclaves y precintos, con nuevas variaciones de métodos antiguos.

El “anillo de acero” de Londres, creado tras el devastador cambión bomba de Bishopsgate, aumentó la seguridad para una amplia área urbana. Este enfoque pronto se expandirá incluso más. Todos los vehículos que ingresan deben pasar por uno de pocos portales pequeños, cada uno de ellos vigilados de cerca con la ayuda de nuevas tecnologías que ayudan a detectar contrabando y anomalías.

Además, los vehículos se separan bien de los peatones y se reforzaron las banquinas a los lados para evitar que los automóviles y los camiones se salgan de los caminos definidos. Barreras vehiculares operables, balizas fijas y desmontables, maceteros integrados y otras medidas sirven para restringir la circulación vehicular y limitar el acceso.

Los agentes de seguridad, tanto públicos como privados, usan software y métodos nuevos para evaluar a las personas, inspeccionar los vehículos, monitorear los movimientos y observar las multitudes.

Estos pasos aumentan la seguridad y elevan la vigilancia en toda un área urbana. En la parte baja de Manhattan se están dando pasos similares que buscan limitar las vulnerabilidades respecto de ataques vehiculares en las cercanías del World Trade Center reconstruido. Tales zonas de control también existen alrededor de la Casa Blanca, en Washington, D.C., y el Palacio del Elíseo, en París.

Los desafíos de seguridad son ahora tema de todos. No hay evento, comunidad o ubicación que esté inmune. Incluso los lugares públicos cotidianos son potenciales objetivos: los cafés en las veredas durante las noches de verano, las atestadas calles citadinas y los parques. En consecuencia, esto se ha convertido en el desafío y la misión del diseño urbano.

Los arquitectos nos encontramos bien equipados para ayudar. Tenemos medidas comprobadas que mejoran la calidad urbana. Ahora, además, pueden emplearse con fines de seguridad. Las zonas peatonales sin vehículos son más placenteras y, además, ayudan a combatir los ataques vehiculares. Los arquitectos pueden ayudar a superar estos desafíos de seguridad urbana, y es posible que muchas vidas dependan de ello.

Este artículo fue publicado originalmente por la revista Architect el 1 de agosto de 2017.

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